martes, 28 de diciembre de 2010

Romancero Gitano

Federico García Lorca publica en 1928 Romancero Gitano, una obra poética sobre la cultura gitana. Os presento Romance de la pena negra.

Las piquetas de los gallos
cavan buscando la aurora,
cuando por el monte oscuro
baja Soledad Montoya.
Cobre amarillo, su carne,
huele a caballo y a sombra.
Yunques ahumados sus pechos,
gimen canciones redondas.
Soledad, ¿por quién preguntas
sin compaña y a estas horas?
Pregunte por quien pregunte,
dime: ¿a ti qué se te importa?
Vengo a buscar lo que busco,
mi alegría y mi persona.
Soledad de mis pesares,
caballo que se desboca,
al fin encuentra la mar
y se lo tragan las olas.
No me recuerdes el mar,
que la pena negra, brota
en las tierras de aceituna
bajo el rumor de las hojas.
¡Soledad, qué pena tienes!
¡Qué pena tan lastimosa!
Lloras zumo de limón
agrio de espera y de boca.
¡Qué pena tan grande! Corro
mi casa como una loca,
mis dos trenzas por el suelo,
de la cocina a la alcoba.
¡Qué pena! Me estoy poniendo
de azabache carne y ropa.
¡Ay, mis camisas de hilo!
¡Ay, mis muslos de amapola!
Soledad: lava tu cuerpo
con agua de las alondras,
y deja tu corazón
en paz, Soledad Montoya.

Por abajo canta el río:
volante de cielo y hojas.
Con flores de calabaza,
la nueva luz se corona.
¡Oh pena de los gitanos!
Pena limpia y siempre sola.
¡Oh pena de cauce oculto
y madrugada remota!



lunes, 20 de diciembre de 2010

RASGOS IDENTITARIOS

Los gitanos han tenido desde antiguo un estilo de vida parcialmente nómada que les ha influido notablemente.

El gitano es lo más elemental, lo más profundo, lo más aristocrático de mi país, lo más representativo de su modo y el que guarda el ascua, la sangre y el alfabeto de la verdad andaluza universal.

Federico García Lorca

La bandera gitana con clara inspiración asiática.Una muestra de férrea identidad común es el uso de la palabra payo, con la que designan a los que no son gitanos, en contraposición a los gitanos. Algunos gitanos usan este término racista, generalmente con connotaciones peyorativas. Su etimología, según la academia lingüística RAE, es «Pelayo» y no procede de la lengua gitana originaria y significa "payaso". Según el periodista y comunicólogo Sergio Rodríguez su etimología remite a pagès, al ser los campesinos catalanes los primeros no gitanos que el pueblo gitano encontró a su llegada a la Península.

Según Juan de Dios Ramírez Heredia, otro término extendido entre los gitanos para denominar a los no gitanos es gadyè. Su forma escrita centroeuropea es gaže o gadjè. De este término deriva gachó, palabra muy utilizada en España para referirse a un individuo cualquiera (equivalente a ‘fulano’) y gachí (para referirse a una mujer). Gadyè es el sustantivo masculino plural, gadyò es masculino singular y gadyì es femenino singular.[7] En España, los gitanos también pueden referirse a los no gitanos como busnó y lacró.

Gitanos en España

[editar] Llegada a España
En España se cree que llegaron hacia 1415, dispersándose y viajando después por todo el país. Las relaciones entre la población local y los gitanos fueron en general buenas durante el siglo XV.[3] Sin embargo, a partir de 1469, con la llegada al trono de los Reyes Católicos, la situación cambió radicalmente, presumiblemente a causa de la búsqueda de la homogeneidad cultural en España, lo cual era la característica propia de la unión de las dinastías hispánicas. Las autoridades dieron a los gitanos un plazo de dos meses para que tomaran un domicilio fijo, adoptaran un oficio y abandonasen su forma de vestir y sus costumbres, o pena de expulsión o esclavitud. Se buscaba la unificación de los súbditos en toda la Península, siendo el ideal al alcanzar la centralización del poder político, la existencia de una única religión, una única lengua, una única cultura y, por consiguiente, una única manera de ser. De tal manera, Las Cortes de Castilla de 1594 emitieron un mandato tendiente a separar a los «gitanos de las gitanas, a fin de obtener la extinción de la raza».[3] Vaticinando la política de las prácticas de esterilización que seguirían otros monarcas europeos de la Edad Moderna. En 1633, una pragmática negó a los gitanos el carácter de nación y prohibió incluso el uso del término gitano en el reino.